Había hecho una carta por una necesidad imperiosa de decir algo que tenía reclamábdo espacio dentro de mí y ciertamente se lo di, LEJOS DE MÍ: en una hoja de papel (varias para ser honesta). Lo cierto es que luego de tener mi cartita, comencé a pensar en todas las que había hecho, a hacer un ejercicio de memoria de cuantas cartas no había escrito y cuantas recordaba a menudo como un golpe de ala. Mucha gente salió a flote. No solamente hablo de amores opuestos. Hablo del sentido íntegro de amor. Me refiero a ese amor puro que no está ni siquiera cerca de clasificaciones absurdas, que supera en gran medida nuestra capacidad de olvido y hasta "desamor". Ese que prevalece en tiempo y espacio y se parece a una forma omnipresente que nos arranca una sonrisa de vez en cuando y nos asalta la voluntad.

0 comentarios:

Publicar un comentario